Dice el filosofo Timothy Morton que vivimos en tiempos de catástrofe, que estamos ya imbuidos en el fin del mundo y no nos hemos dado cuenta. Que este sigue a pesar de nosotros y que no queremos intentar entenderlo desde un punto de vista no humano. Así, la naturaleza que es indiferente al análisis antropomórfico de nuestra relación con el entorno, sigue su curso. Y en este contexto, ¿es posible pararse a pensar donde comienzan y acaban nuestras fronteras como especie? ¿están nuestras acciones y representaciones justificadas?

Una de las formas que tenemos para redibujar nuestra cuestionada humanidad se produce a través del viaje, este acto funciona como medio de aprendizaje y como forma de observar el mundo de una manera más amplia. Viajar significa trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante y que hace que miremos el mundo con ojos más abiertos. El viaje es por tanto un resituar la experiencia humana superando la cotidianeidad. Lo desconocido nos lleva a lo inesperado, a aquello que no podemos controlar.

El nuevo proyecto de Ochoa se denomina A place beyond the end y surge a partir de diferentes experiencias en algunos de los lugares más septentrionales al norte del planeta, zonas como Islandia, Noruega o el archipiélago de Svalbard en el Círculo Polar Ártico. Allí es donde el artista ha podido comprobar como los efectos del calentamiento global están ejerciendo su influencia de una manera más evidente. El ártico como barómetro. Lugares donde hasta hace poco era difícil ver más allá del hielo y los glaciares, ahora sin embargo, la tierra y el permafrost un cobran protagonismo inimaginable hasta hace unos pocos años. Es la sensación de estar perdiendo algo. El deshielo. Un cambio que se esta produciendo en esta época geológica del llamado Antropoceno.
Entre el viaje y la expedición esta exposición representa una visión subjetiva y personal ante el hecho de que los humanos no somos el centro de todo. Es una interconexión con el paisaje como experiencia asimétrica. La poética como forma de pensamiento y trascendencia a través de lo radical.

Desde lo figurativo hacia lo abstracto Ochoa recopila diferentes materiales y archivos recopilados en sus viajes, que son utilizados a través de la pintura, el dibujo o la instalación. En su exposición, podemos encontrar panorámicas realistas y atmósferas indefinidas en torno a los glaciares o icebergs que se sumergen en diferentes tonos azules. Es un proceso de investigación constante donde la lava, la sal, el carbón natural o las oxidaciones cartografían espacios y texturas que se unen a medios tradicionales como el óleo o el acrílico. La naturaleza original de estos se pierde y la materia se desvanece en los diversos soportes, estableciendo territorios inconcretos en el cual pueden hacerse varias preguntas.
Y es que si como habitantes de un lugar común ¿estamos haciendo lo correcto con nuestro hábitat?¿nos dirigimos hacia algo definitivo? o ¿el final ya esta ocurriendo como dice Morton?
Desde o individual y lo colectivo: ¿Aún podemos crear un espacio de resistencia ante esta amenaza somnolienta de nuestra era?
¿Hay un lugar más allá del final?