Imcomplete gestures and uncertain endings
“Es la memoria la que el historiador convoca e interroga, no exactamente “el pasado”. (…) la memoria es psíquica en su proceso, anacrónica en sus efectos de montaje, de reconstrucción, o de “decantación” del tiempo. No se puede aceptar la dimensión memorativa de la historia sin aceptar, al mismo tiempo, su anclaje en el inconsciente y su dimensión anacrónica”.
Georges Didi-Huberman. Ante el tiempo. Historia del Arte y anacronismo de las imágenes.
José Luis Ochoa es un artista interesado en el viaje como medio de conocimiento y aprehensión del mundo. De este modo, le gusta recorrer lugares en los que la historia ha dejado su impronta, recogiendo y archivando objetos que perviven como huellas de la memoria para configurar narrativas singulares y nuevos relatos. Incomplete Gestures and Uncertain Endingscomienza en uno de esos viajes y más concretamente en un mercado de pulgas de Moscú en el que los objetos de distintas procedencias y épocas se entremezclan en disposición caótica. Allí encontró una serie de fotografías sobre los Denisov, varias instantáneas que relataban un viaje que la familia realizó a China en el año 1953, dejando entrever una historia personal y real que ya formaba parte de la memoria.A partir de aquí, y tomando la historia de la familia rusa como pretexto, el artista comienza un trabajo de reconstrucción, remodelación e invención para dotar de nuevos significados a las imágenes y otros objetos encontrados en el periplo. La nueva narración surge de la utilización del concepto de memoria a varios niveles. Por un lado nos encontramos con la memoria individual generada por la familia Denisov a partir de las imágenes antiguas encontradas por casualidad, por otro lado se encuentra la memoria colectiva formada por la propia historia de la Unión Soviética y su oscurantismo y cerramiento al mundo exterior y por último la memoria personal que es la aportada por el propia artista. En el encuentro de estos tres tipos de memoria se sitúa la nueva historia contada por Ochoa, que se presenta como una narración no lineal, y, aunque surgida de un hecho real, se encuentra mezclada con la imaginación y la invención. El pasado, el presente y el futuro se entremezclan formando una verdad que no es del todo absoluta, ya que se parte para su reconstrucción de hechos o fragmentos subjetivos.Para dar forma a su historia Ochoa ha elaborado una narración anacrónica formada a partir de los fragmentos encontrados y modificados (mapas, tarjetas, documentos, etc.) y otros elementos creados específicamente para la ocasión, como es el caso del gran retrato de la familia Desinov. Media docena de piezas conforman la muestra creando un territorio donde el enigma, el juego y el uso de paradojas (material-inmaterial; presencia-ausencia; ficción- realidad) toman el protagonismo. Todas las obras mantienen una unidad formal reforzada por el manejo de una amplia gama de distintas tonalidades de grises y por la utilización del polvo de hierro que se oxida en las piezas por la acción y el transcurrir del tiempo. La materia en continua transformación, la pincelada suelta y el aspecto un tanto inacabado de alguna de las piezas aluden al interés de Ochoa por una práctica artística que se plantea como un proceso abierto que nunca se concluye del todo. El artista entonces funciona como un orientador que nos da pistas, nos coloca en un territorio definido, juega con las apariencias y nos deja que avancemos a través de las huellas de la memoria y como espectadores completemos el significado narrativo.Con Incomplete Gestures and Uncertain Endings José Luis Ochoa se desliga de su trabajo anterior, más centrado en lo pictórico como medio expresivo, para avanzar hacia la comprensión del espacio y jugar con la tridimensionalidad y las posibilidades que este nuevo medio le ofrece. La materia, la huella y la transformación como elementos principales siguen estando en el centro de su creación artística pero en esta ocasión incorpora a su trabajo medios escenográficos recreando un territorio donde la memoria y la huella de lugares obsoletos parecen cobrar vida posicionándose en el presente, cambiando su forma primigenia, siempre que haya alguien que los contemple, los reviva, los observe y los haga suyos.
Carmen Quijano